En el entramado de poder que rodea al Club Atlético San Lorenzo de Almagro (CASLA), Patricio "Pachi" Lombilla, ha emergido como una figura central, pero también como uno de los personajes más cuestionados del club.

Su control sobre las divisiones inferiores, sostenido por maniobras políticas, favores y alianzas estratégicas, lo posiciona como el verdadero dueño de los juveniles del "Ciclón".

Un pasado turbio en la política y su llegada al fútbol

Lombilla, quien tuvo un paso frustrado por la política en Propuesta Republicana (PRO), donde fue apartado por quedarse con bienes ajenos, encontró en San Lorenzo un terreno fértil para desplegar sus métodos. Actualmente, maneja a más de 20 jugadores en las inferiores del club, incluidos Branco Salinardi, Ramiro Pedroza, Demián Talavera, David Monte, Santiago Sosa, Francisco Giovachini, entre otros.

Su influencia en las decisiones clave no se limita a los jugadores: también ejerce un fuerte control sobre técnicos y directivos. Según denuncias internas, Lombilla ha consolidado su poder gracias a su relación con Marcelo "Billetera" Romano, coordinador del área juvenil.

Este último, cuya permanencia en el cargo fue cuestionada en más de una ocasión, sigue en su puesto gracias a la protección de Lombilla y de su ladero Favio Roca, exentrenador de inferiores. Fuentes internas aseguran que incluso el presidente del club, Marcelo Moretti, intentó desvincular a Romano, pero fue bloqueado por la intervención directa de Lombilla.

El quiebre con Ortigoza: de aliados amigos a conocidos

Durante los últimos 3 años, Lombilla mantuvo una alianza estratégica con Néstor Ortigoza, un pilar fundamental en su esquema de poder.

La relación, sin embargo, se rompió en octubre pasado, tras desacuerdos relacionados con la venta de jugadores y un escándalo en el que Ortigoza fue acusado de violencia de género contra su esposa, Lucila Cassiau.

"Éramos amigos, pero todo cambió. Nos cagó con el pase del Cristian 'Perrito' Barrios también. Lo lamento por las familias que confían en él", expresó una fuente cercana al ex volante central campeón de la Libertadores. La ruptura puso en evidencia la verdadera dinámica detrás de la relación: una alianza de conveniencia que Lombilla desechó cuando dejó de serle útil.

La reunión secreta para desestabilizar a Moretti

Uno de los episodios más polémicos ocurrió en noviembre, cuando Lombilla organizó una reunión secreta en la residencia del sindicalista Oscar Mangone, en Retiro. Allí, junto con dirigentes como Javier Allievi, Martín Cigna y Marcelo Culotta, discutieron estrategias para desestabilizar al presidente Moretti.

El encuentro, según informantes, fue gestionado por Enrique Ronzoni, un excandidato presidencial del club, bajo el pretexto de resolver la devolución de un palco de Ortigoza a Mangone. Sin embargo, el verdadero objetivo habría sido tramar un plan para restarle poder a Moretti y consolidar la posición de Lombilla en el club.

Volteador de técnicos y manejo en las sombras

La influencia de Lombilla no se limita al fútbol juvenil. Su capacidad de manipulación alcanza incluso al cuerpo técnico. Fuentes aseguran que trabajó activamente para "limar" a Rubén Darío Insúa como entrenador, buscando imponer a Leandro "Pipi" Romagnoli en su lugar. Incluso habría impulsado publicaciones en redes sociales y alentado a periodistas para atacar a Insúa, utilizando como excusa el caso de Agustín Martegani.

"Lombilla no tiene límites. Todo lo que hace tiene un objetivo: mantener a sus jugadores como prioridad y ganar mucho dinero. Nada es gratis con él", comentó un periodista partidario del club.

El vínculo con Néstor Navarro: una nueva jugada a espaldas de Moretti

Ahora, Lombilla, a espaldas de Moretti, busca establecer un vínculo con el vicepresidente Néstor Navarro, quien ha sido el principal sostén económico del club. Esta estrategia parece ser su nueva jugada para garantizar que sus intereses sigan prevaleciendo en San Lorenzo, aún si eso implica desestabilizar la gestión actual.

Como señaló el periodista Flavio Azzaro: "Ortigoza es representado por Lombilla, que a su vez representa a un montón de jugadores de San Lorenzo. Quisieron tener más lugar del que Moretti pretendía o podía darles, y por eso los dejaron de lado. No podía darles lo que ellos querían. Pero ojo, que Moretti puede ser gil, pero no es tan gil como creen Lombilla y Ortigoza. Están todos por la guita".

¿El futuro de San Lorenzo en peligro?

Con su control sobre las inferiores y su capacidad para influir en las decisiones políticas y deportivas del club, Lombilla se ha convertido en una figura tan poderosa como polémica. La pregunta ahora es: ¿Hasta cuándo los intereses personales seguirán definiendo el destino del club?