Cuatro adolescentes muertos tras un incendio en una comisaría en el conurbano bonaerense hace 18 años. Un caso emblemático de violencia institucional que se denominó "La Masacre de Quilmes", por el que diez policías fueron condenados, pero ninguno pisó una prisión. Por primera vez desde el juicio oral que se realizó en 2015, un tribunal ordenó que uno de esos exefectivos sea enviado a una cárcel común, donde deberá permanecer hasta el 18 de octubre del 2031.
Se trata del exoficial inspector de la policía bonaerense Fernando Carlos Pedreira Catalonga (45), quien había sido condenado en 2015 a 16 años de prisión, pero ese mismo año fue beneficiado con un arresto domiciliario, en el que estaba monitoreado por una tobillera electrónica.
Masacre de Quilmes, mandan a una cárcel común a uno de los policías condenados https://t.co/I6gnhyt4PT
— FM SUR (@fmsur889ok1) December 5, 2022
En un nuevo fallo firmado días atrás, el Tribunal en lo Criminal 3 de Quilmes ordenó que se le revoque a Pedreira "la prisión domiciliaria bajo el Sistema de Monitoreo Electrónico, debiendo ser trasladado a una unidad penitenciaria para su alojamiento".
Fuentes penitenciarias confirmaron que el condenado fue encerrado el viernes en la Unidad Penitenciaria 9 de La Plata, donde deberá completar la pena prevista hasta el 18 de octubre del 2031 por el delito de "vejaciones y tortura", en perjuicio de Elías Giménez (15), Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuel Figueroa (17).
De esta manera, Pedreira es el único de los 10 policías que fueron condenados en 2015 que está en prisión, ya que ninguno de los otros nueve pisó cárcel alguna en todos estos años, ya sea porque en aquel juicio del 2015 recibieron penas menores, o porque a los que le dieron penas de prisión efectiva, fueron beneficiados con una libertad condicional.
"Son todos culpables, tanto el que ahora fue preso, como el resto que nunca pisó una cárcel y que sigue en libertad. Ninguno hizo nada para evitar lo que hicieron con él, al contrario, le pegaron todos", se lamentó Isabel, la madre de Manuel Figueroa, una de las víctimas de la masacre.