El crimen de Morena Domínguez, la nena de 11 años que fue asesinada a golpes por dos motochorros en Lanús, no hizo más que encender las alarmas sobre la inseguridad, esas que ya venían prendidas desde hace tiempo en esta localidad del conurbano, pero que se profundizaron en los últimos años.

Esto viene acompañado de una mala gestión del intendente Néstor Grindetti, quien hace algunos meses dejó de lado su papel como gobernante para irse a presidir un club de fútbol. Pero además, los 90 días de licencia le sirvió para armar su campaña como precandidato a gobernador bonaerense en Juntos por el Cambio, en la lista que encabeza Patricia Bullrich.

“Estamos cansados. No podemos más. Nos matan todos los días”, son los comentarios de los vecinos que indignados se comunicaron con este medio para pedir justicia y que alguien les atienda sus reclamos. No solo es la muerte de una menor en manos de delincuentes, sino que viene de la mano con la pésima seguridad que tiene el distrito.

El propio jefe de Gabinete y responsable del área de Seguridad, Diego Kravetz, que ahora busca ser intendente, reconoció que conoce dónde viven los ladrones que con más de un antecedente en su contra siguen libres. Para colmo, el esposo de Marcela Acuña, ministra de educación porteña, responsabiliza al gobierno provincial y hasta el nacional por la inseguridad. Es cierto que en muchos municipios sucede lo mismo que en Lanús, pero nadie se hace cargo de lo que está pasando allí.

Nadie sabe qué efecto electoral tendrá el asesinato de Morena, pero lo que es seguro es que la conmoción por el grave hecho de inseguridad marcó el final de la campaña. Las elecciones del próximo domingo serán clave, para demostrar en las urnas los que quieren los 470.000 lanusenses que buscan tener una vida normal, poder salir a comprar el pan, poder ir a trabajar tranquilos, o y a la escuela sin el temor de que te metan un tiro o que te peguen para robarte el celular.