12 de noviembre de 2024
AHORA

Exclusivo

Feudalismo educativo en CABA: los concursos de ascenso que solo favorecen al poder del acomodado

Adrián Rastelli, director de Educación Técnica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Adrián Rastelli, director de Educación Técnica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

En las Escuelas Técnicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), los concursos de ascenso que debieran fomentar la meritocracia y profesionalismo parecen haberse convertido en una cadena de favores y protecciones a figuras "amigas", mientras quiénes podrían transformar la educación se quedan afuera.

Al menos así parece cuando se observa cómo los puestos de vicerrectores y docentes en varias instituciones educativas se mantienen firmemente bajo el control de quienes tienen las conexiones correctas.

En lugar de abrir las puertas al mérito, el sistema educativo parece haberse convertido en un bastión de la vieja escuela: proteger cargos y asegurar la perpetuidad de una élite de funcionarios que hacen carrera en base a amiguismos y arreglos.

Un claro ejemplo de este "feudalismo educativo" en CABA es el caso de Adrián Rastelli, director de Educación Técnica, cuyo cargo permanece fuera de cualquier concurso, al igual que el puesto de docente que ocupa en la ET 33, posición en la que, casualmente, tampoco superó los exámenes.

¿No es curioso que quien no tuvo el conocimiento suficiente para pasar una prueba ahora sea el encargado de evaluar los ascensos de otros? Por supuesto, no hay concurso para su cargo.

Casos como los de la ET 1 Otto Krause y la ET 37 "Hogar Naval Stella Maris" tampoco se quedan atrás. Allí, los cargos de vicerrectores, que quedaron vacantes tras las renuncias de sus titulares, permanecen en estado de protección y sin concurso. ¿Cuál es la razón para sostener interinamente a figuras afines al poder en estos puestos estratégicos?

Las reformas educativas de la ministra sostienen que los estudiantes llegan a secundaria sin saber multiplicar, y que estos puestos deben ser ocupados por los mejores; sin embargo, los mejores parecen ser seleccionados a dedo y no precisamente por sus méritos.

Aparentemente, la "Secundaria del Futuro" que se promociona, con talleres interáreas y una integración de materias que solo ha servido para crear más confusión que avance, es el marco perfecto para estos manejos internos. Las reformas plantean que se deben abordar los saberes fundamentales (matemática, lengua, tecnología), pero en lugar de mejorar la calidad del personal docente en estas áreas, las autoridades prefieren armar sus propias redes de favores.

Los concursos de ascenso no solo están siendo moldeados para proteger a una élite de intocables, sino que ahora además se usa la "innovación" como excusa para ocultar las deficiencias estructurales del sistema.

Por otro lado, varios cargos docentes en el sistema educativo porteño están ocupados por personas en "comisión de servicio" desde hace años, muchas de las cuales están "protegidas" por la misma política de acomodos.

¿Cuál es la motivación para abrir concursos en un sistema donde varios sindicalistas tienen 12, 15 o hasta 16 años en el cargo, perpetuando su poder y estabilidad sin pasar por un solo concurso?

Este entramado político-gremial no suma para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no mejora el sistema educativo, y sin duda no proyecta un cambio favorable ni para los estudiantes ni para los verdaderos docentes comprometidos. Es solo una prolongación de las prácticas de siempre, una jugada que claramente no fortalece el presente ni proyecta el futuro.

Comentarios