Un accidente y dos días de trabajo de inteligencia. Eso fue lo que le permitió a una banda conformada por tres delincuentes llevar adelante un asalto en un departamento del barrio porteño de Villa Urquiza, donde lograron llevarse objetos electrónicos de valor y sin levantar las sospechas de los vecinos.
Lo único que no tuvieron en en cuenta es que sus rostros quedaron registrados en las cámaras de seguridad del lugar.
Encontraron las llaves de un departamento en el colectivo, hicieron inteligencia y lo robaron 2 días después https://t.co/kkpv8E3lEM
— infobae (@infobae) April 27, 2023
Fuentes policiales indicaron que el episodio ocurrió el pasado sábado y se dio a conocer a partir de llamado al 911 de la dueña de la vivienda, ubicada en el décimo piso de en un edificio de la calle Triunvirato al 5400, en el que indicó al volver a su casa, tras haber salido durante casi dos horas, encontró todas sus pertenencias revueltas y que además le faltaba una notebook y una tablet.
La víctima, ante el personal de la Comisaría Vecinal 12-C de la Policía de la Ciudad se desplazó hasta el edificio, dijo que las entradas del departamento no estaban forzadas y reveló un dato que le permitió a los investigadores saber que no se trató de un hecho al voleo: les dijo a los efectivos que su hija había perdido por accidente las llaves de la vivienda dos días antes, mientras viajaba en un colectivo.
Al revisar las cámaras de seguridad pudieron establecer que los delincuentes siguieron a la joven hasta saber dónde vivía, observaron los movimientos de los vecinos para saber en qué horarios podrían ingresar y luego entraron varias veces al edificio para descubrir a qué departamento pertenecían las llaves que se habían encontrado de casualidad en el colectivo.
Como se trata de un edificio con varias unidades, les llevó tiempo saber dónde podían dar el golpe. Sin embargo, se tomaron todo el tiempo disponible hasta que finalmente el sábado tuvieron la oportunidad de concretar el plan y asaltar la vivienda.
En las cámaras de seguridad se observan tres delincuentes, todos con gorra y con el rostro descubierto, que entran al edificio como si fueran vecinos. Primero ingresan dos, luego le abren la puerta a un tercer cómplice y comienzan a recorrer los pisos. Ninguno de los habitantes del lugar notó algo extraño. El trabajo de inteligencia fue casi perfecto.