La reciente decisión de Florencia Saintout, directora del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, de despedir al artista Christian Peregrino desencadenó una intensa controversia en el ámbito cultural y político de Argentina. El conflicto se originó a raíz de la presunta vinculación entre el despido y la elección política de Peregrino, quien declaró haber votado a Javier Milei, actual presidente del país.
Esta acción provocó la reacción inmediata del concejal de La Plata, Nicolás Morzone, quien denunció el incidente en sus redes sociales y presentó un pedido de informes al Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La situación resulta aún más llamativa debido al trasfondo de Saintout, quien anteriormente se desempeñó como decana de periodismo en la UNLP, una institución reconocida por fomentar y respetar la libertad de expresión. El gesto de presunto cese laboral por motivos políticos ha despertado un debate sobre la coexistencia entre la actividad artística y las preferencias políticas de quienes la ejercen.
Las críticas apuntan a la aparente contradicción entre el rol de Saintout como defensora de la libre expresión y su actuación en este caso específico.
El repudio expresado por Morzone y otros sectores de la sociedad evidencia una preocupación creciente por la tolerancia política en los espacios culturales y la posibilidad de que las preferencias ideológicas influyan en las oportunidades laborales de los artistas.